¿Por qué aprender a soldar?
Porque hoy en día, en la casa de muchos, hay una soldadora eléctrica semi profesional. Por suerte los precios de estos artefactos no son altos y no hay mejor satisfacción que doblegar al hierro de esta manera rotunda.
Construir una reja o una escalera de metal, unas sillas para el jardín con su correspondiente mesa o cosas similares de hierro es realmente muy gratificante. Principalmente por la duración increíble de estas cosas.
Pero antes que nada, debemos tener en cuenta qué se necesita para soldar con la eléctrica:
Primero, lógicamente, la soldadora. Las hay de muchos modelos según el amperaje que posean, como regla general, para trabajos no profesionales, sirven las soldadoras eléctricas de 160, 200 o 250 amperes (ver foto de arriba). Más amperaje ya sería para hacer trabajos mayores. Lo que sí, una soldadora chica no resiste mucho tiempo, por lo que debemos soldar tranquilos, sin recalentar la máquina. Por ejemplo, una de 150 amperes no podría soldar más de 10 minutos de corrido porque podría quemarse. Pero eso, para lo que son trabajos caseros, no importaría tanto porque no se suelen exigir mucho las máquinas.
Aunque, de tener la posibilidad, cuanto mayor amperaje tenga la soldadora más descansada trabajará. Por ejemplo, no es lo mismo trabajar con una potencia de 200 amperes en una soldadora que aguanta hasta 250 que en una que aguanta hasta 600. Naturalmente la segunda se recalentará muchísimo menos y no “sufrirá” como la pequeña.