Con este artículo referente al uso del bronce en la edad antigua y medieval daré comienzo a una pequeña serie de escritos no muy extensos cuyo fin es aportar información sin duplicar en lo posible la que ya existe en la red. Como en estos meses se me dificultará un poco realizar mis tareas habituales de forja y demás (dado que mi trabajo me consume gran cantidad de tiempo), me dedicaré a poner algunos de estos escritos mientras, en uno de estos fines de semana, continúo con las tareas pesadas que comencé y tanto me agradan tales como terminar el spangenhelm, la lanza medieval, unos cuchillos y etc..
He usado mucho el bronce en las fundiciones y resultaría útil tener un resumen somero de su historia dentro del largo camino desde la antigüedad hacia la edad moderna. Aquí va:
El bronce es un tipo de aleación de cobre (que representa la base) y estaño (en una proporción del 3% al 20%). Actualmente se lo ha mejorado con la incorporación de otros elementos como el fósforo, el cual mejora sus cualidades y lo endurece bastante. Los bronces que actualmente se consideran "más comunes" son los que poseen aproximadamente un 5 a 10 % de estaño y un porcentaje de fósforo del 0,5 %. Aunque también los hay que contienen otros metales como el aluminio, el silicio (metaloide), el hierro, etc.
Pero el uso del bronce se remonta por lo menos al milenio cuarto antes de Cristo, lo que hace que fuera la primera aleación importante descubierta por el hombre.
Artefactos de bronce han sido encontrados en lo que hoy conocemos como Irán e Iraq. El bronce ha sido una de las aleaciones más importantes e innovadoras jamás creadas por el ser humano. Debido a que es mucho más fuerte que el cobre puro o la piedra, el bronce fue utilizado para elaborar una gran variedad de ornamentos, herramientas, armas antiguas y otra clase de artículos o accesorios como armaduras, azulejos decorativos y estatuas
El bronce fue usado para hacer cañones ya que esta aleación causa muy poca fricción en aplicaciones de metal sobre metal. Las balas de cañón hechas en hierro podían ser usadas en el interior de un cañón de bronce sin ningún tipo de preocupación en que dicha bala se quedara atorada o atascada dentro del cilindro. El punto de fundición relativamente bajo de la aleación y su maleabilidad lo convirtieron en el tipo de metal más usado por siglos. Muchísimas cosas fueron elaboradas a base de bronce durante un período que la humanidad conoció (en gran parte del mundo) como La Edad de Bronce.
Uno de los usos más frecuentes que tuvo la aleación de bronce durante la edad antigua fue la fundición de estatuas. Moldes altamente detallados pudieron ser utilizados eficazmente ya que, cuando se forja, el bronce tiene ciertas propiedades que son realmente excepcionales. Se expande un poco antes de que se solidifique o endurezca completamente, llenando así todas las áreas finamente detalladas de un molde. El bronce también se encoge ligeramente cuando se fragua o endurece por completo, por tal razón, es bastante fácil de ser removido de los moldes. Y si bien tiene la desventaja de no poder forjarse como el hierro, sí que puede ser amoldado mecánicamente en alguna medida, lo que hace que las piezas una vez realizadas se puedan corregir mediante torsiones o aplastamiento.
El sistema monetario de la antigua Roma tuvo al cobre como su metal fundamental alrededor del siglo V a.C., antes de que se introdujera el dinero como tal, los romanos ya usaban barras de bronce como medio de paga. La propia ley romana establecía el tipo de cambio en libras de bronce. Luego, y a principios del siglo III a.C., el uso del bronce se realiza en lingotes o bloques marcados con diferentes motivos y se crea el peso de “una libra de cobre”. El mercado establecido con base en los lingotes de bronce era necesario para garantizar la pureza del metal y al mismo tiempo el peso del propio lingote. Posteriormente dejaron de ser prácticos para el comercio y se introdujeron las monedas de cobre, plata y oro.
Guarda de bronce para espada medieval realizada por el autor |
Espada de bronce realizada por fundición por parte del autor |
Existen dos grandes líneas de armaduras que llevaron hasta la Edad Media. La primera línea es la llamada “línea clásica” que se originó en la civilización micénica, con las tradicionales griegas y las romanas. Los principales materiales en los cuales se basaron para construir estas armaduras fueron el bronce y el hierro y el cuero entre otros. La segunda línea vendrá más tarde al generalizarse el uso del hierro y finalmente del acero. Este último, sin embargo, merecería un extenso capítulo aparte dado que tuvo un uso bastante limitado al comienzo debido a que era difícil de elaborar y tenía una tendencia a ser bastante frágil. En los siglos posteriores, sin embargo, se desarrollaron técnicas para las placas de blindaje haciendo que incorporaran carbono en superficie mediante una técnica conocida como carburación. Esto creó una superficie exterior bastante fuerte, con una superficie interior de hierro que ofrecía cierta flexibilidad.
Ya en la alta Edad Media, con la generalización del hierro como material de uso, se substituye casi que totalmente el uso del bronce, el cual había sido considerado como el mejor material desde la época antigua tardía hasta el medioevo. A pesar de la gran popularidad que fue ganando el uso del hierro, éste continuó conviviendo con el bronce que era el material predilecto para la continua fabricación de herramientas y utensilios agrícolas como de armas y material de guerra en general.
Piezas de bronce para uso en empuñadura de espada falcata
forjadas por el autor.
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Se especula que la decadencia del bronce, allá por el 1200 a.C., se debió a una interrupción en el comercio del estaño; el cual era realmente uno de los metales más valiosos de la época. Pero esta parte de la historia ameritaría una entrada nueva, por lo cual terminaré aquí diciendo que cualquier sugerencia o ampliación de esta información será bienvenida.
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