De la nube primitiva de gas y polvo interestelar de la que se formó el Sistema Solar sólo hubo material para un Sol y no dos o más como ocurre en muchos otros sistemas planetarios. De hecho, las observaciones astronómicas muestra que podrían ser más comunes los sistemas binarios que las estrellas solitarias como nuestro Sol
Casi todo el material disponible de la región interior de la nube en colapso fue acaparado por el Sol en nacimiento, y el sobrante quedó para el disco protoplanetario.Disco protoplanetario con una estrella recién nacida en su interior. Una imagen muy similar se habría visto del sistema solar hace unos 5 mil millones de años |
Pero sabemos que este tipo de gigante gaseoso tiene la composición necesaria iniciar las reacciones termonucleares que mantienen vivos a los soles, sólo que la masa no les es suficiente para lograrlo. Necesitan ser más grandes, más masivos.
¿Llegará el día en que Júpiter pueda obtener esa masa que le falta para convertirse en una estrella? O se quedará para siempre como el pichón de sol que nunca dejó el nido
Mientras el rey del sistema solar siga fusionando hidrógeno es muy difícil que Júpiter acapare las 13 veces su masa para siquiera convertirse en enana marrón; que si bien son cuerpos estelares fracasados, logran reacciones termonucleares al menos en el inicio de su evolución.
Pero, justamente, parece que quizás haya esperanzas para el gigante gaseoso después de todo; esperanza que hará acto de presencia en el futuro, cuando el Sol esté en su lecho de muerte.
Dentro de unos 5 mil millones de años el sol aumentará cerca de 200 veces su radio cuando entre en la etapa final de su vida y se despida de la comodidad de la secuencia principal
En esa lejana época se producirá una nebulosa planetaria a partir de las capas distendidas de lo que antes fue la fulgurante superficie del Sol, donde no ocurren reacciones de fusión nuclear. Él ya estará muerto, convertido en una resplandeciente enana blanca, mientras esas capas exteriores se expandirán de forma esférica, rumbo a los planetas exteriores. Los planetas interiores, incluso la Tierra habrán perecido para ese entonces consumidos por este viento solar que barrerá sus atmósferas y sus superficies por completo.
Cambio del sistema solar dentro de 12 mil 500 millones de años. El Sol aumentará unas 200 veces su radio llegando a la órbita terrestre y consumiendo a dos de los planetas interiores. |
Esa nebulosa planetaria contendrá un 50 % de la masa del Sol, rica en hidrógeno. Esto es mucho más material del que Júpiter necesita para entrar en la categoría que siempre aspiró: el de un segundo cuerpo estelífero. Él sólo necesita acaparar 80 veces su masa o sólo un 15 % de esa nebulosa planetaria que le aportaría el Sol, el Rey muerto.
¿Será posible que Júpiter comience un reinado como estrella a partir del cadáver del antiguo rey? ¿Qué mecanismos físicos necesitarían operar dentro de 5 mil millones de años para que el Sistema Solar reviva con el reinado de un nuevo monarca?
¿Pero entonces eso es todo? ¿Las aspiraciones del padre de los dioses terminarán al terminar la vida del rey?
No necesariamente, porque, como se mencionó, los modelos teóricos afirman eso siempre que no haya ocurrencia de alguna fuerza externa.
¿Cuál podría ser la fuerza externa que cohesione esa nebulosa planetaria y la amontone en las inmediaciones de Júpiter?
La muerte de otro sol. Una supernova lo suficientemente cercana como para iniciar el colapso de la nube de gas en forma de nebulosa planetaria emanada del Sol muerto. Este sería el escenario perfecto para que Júpiter suba al trono del Rey del Sistema Solar. La supernova, la muerte de una estrella mucho más masiva que nuestro Sol, tendría que ocurrir a una distancia corta y sería suficiente como para frenar la expansión de la nebulosa planetaria solar y con suerte acercarla a Júpiter para que la acrete.
De hecho, se supone que la chispa que precisamente desencadenó la formación del sistema solar fue la explosión de una supernova cercana. Y recordemos, además, que Júpiter sólo necesitaría juntar un 15 por ciento de la masa de esta nebulosa.
De hecho, se supone que la chispa que precisamente desencadenó la formación del sistema solar fue la explosión de una supernova cercana. Y recordemos, además, que Júpiter sólo necesitaría juntar un 15 por ciento de la masa de esta nebulosa.
¿Qué probabilidad de ocurrencia tendría este evento? No alta, pero sí la suficiente como para no ser tendiente a cero.
Supernovas cercanas habrá muchísimas de aquí a 5 mil millones de años. Que ocurra una justo en el corto tiempo que dura la generación de la nebulosa planetaria en las cercanías de Júpiter es difícil de predecir, pero no imposible de ocurrir.
Habrá que esperar el paso de los años para que determinen si se cumplirá esta hipótesis. De existir, sólo los inmortales la podrán comprobar.
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