El afianzamiento de la iglesia
Cuando los bárbaros fueron convertidos al catolicismo , la influencia de la iglesia aumentó notoriamente. A fin de consolidar su unidad y la del mundo cristiano organizó y estableció sus jerarquías para lo cual modelizó con la administración civil del viejo imperio romano. Europa se fragmentó en provincias eclesiásticas o arquidiócesis establecidas bajo la autoridad de los obispos. Estas últimas se dividían en parroquias urbanas o rurales a cargo de los curas párrocos.
Este conjunto de personas religiosas constituían el llamado clero secular porque vivían en contacto con el pueblo, la sociedad o el mundo. A partir del siglo quinto, sin embargo, puede distinguirse otro tipo de clero cuyos miembros, los monjes, habitaban en monasterios, alejados del mundo y regidos por leyes propias e intestinas. Estos religiosos constituyeron el clero regular.
La sociedad medieval se caracterizó profundamente por su espíritu religioso. La iglesia era controladora absoluta de la vida cotidiana y regulaba al individuo desde la cuna hasta la tumba. Señalaba penitencias, exigía obligaciones y proporcionaba guía espiritual para hallar la salvación divina.
La influencia de la iglesia se hizo sentir en el mundo político. La iglesia coronaba a reyes y emperadores y en muchas ocasiones los excomulgaba por supuestos actos heréticos. En muchos aspectos su crueldad sacrificó gran cantidad de inocentes y también propició la expansión de la cultura del espíritu sobre la materia.
La santa inquisición se encargó de suprimir a los supuestos herejes y condenar a la excomunión. Y perduró por muchísimo tiempo sembrando la injusticia en el mundo antiguo europeo.
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